
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
El trabajo anual de cada nación
es el fondo del que se deriva todo el
suministro de cosas necesarias y convenientes para la vida que la nación consume
anualmente, y que consisten siempre en el producto inmediato de ese trabajo, o en
lo que se compra con dicho producto a otras naciones.
En consecuencia, la nación estará mejor o peor provista de todo lo necesario
y cómodo que es capaz de conseguir según la proporción mayor o menor que ese
producto, o lo que con él se compra, guarde con respecto al número de personas
que lo consumen.
En toda nación, esa proporción depende de dos circunstancias distintas;
primero, de la habilidad, destreza y juicio con que habitualmente se realiza el
trabajo; y segundo, de la proporción entre el número de los que están empleados
en un trabajo útil y los que no lo están.
Sean cuales fueren el suelo, clima o
extensión territorial de cualquier nación en particular, la abundancia o escasez de
su abastecimiento anual siempre depende, en cada caso particular, de esas dos
circunstancias.
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
Además, la abundancia o escasez de ese abastecimiento parece
depender más de la primera circunstancia que de la segunda.
Entre las naciones
salvajes de cazadores y pescadores, toda persona capaz de trabajar está ocupada en
un trabajo más o menos útil, y procura conseguir, en la medida de sus
posibilidades, las cosas necesarias y convenientes de la vida para sí misma o para
aquellos miembros de su familia o tribu que son demasiado viejos, o demasiado
jóvenes o demasiado débiles para ir a cazar o a pescar.
Sin embargo, esas naciones
son tan miserablemente pobres que por pura necesidad se ven obligadas, o creen
que están obligadas a veces a matar y a veces a abandonar a sus niños, sus
ancianos o a los que padecen enfermedades prolongadas, para que perezcan de
hambre o sean devorados por animales salvajes.
Por el contrario, en las naciones
civilizadas y prósperas, numerosas personas no trabajan en absoluto y muchas
consumen la producción de diez veces y frecuentemente cien veces más trabajo
que la mayoría de los ocupados;
y sin embargo, la producción del trabajo total de
la sociedad es tan grande que todos están a menudo provistos con abundancia, y
un trabajador, incluso de la clase más baja y pobre, si es frugal y laborioso, puede
disfrutar de una cantidad de cosas necesarias y cómodas para la vida mucho
mayor de la que pueda conseguir cualquier salvaje.
Las causas de este progreso en la capacidad productiva del trabajo y la
forma en que su producto se distribuye naturalmente entre las distintas clases y
condiciones del hombre en la sociedad, son el objeto del Libro Primero de esta
investigación.
Sea cual fuere el estado de la habilidad,
la destreza y el juicio con que el
trabajo es aplicado en cualquier nación, la abundancia o escasez de su producto
anual debe depender, mientras perdure ese estado, de la proporción entre el
número de los que están anualmente ocupados en un trabajo útil y los que no lo
están.
El número de trabajadores útiles y productivos, como se verá más adelante,
está en todas partes en proporción a la cantidad de capital destinada a darles
ocupación, y a la forma particular en que dicha cantidad se emplea.
El Libro
Segundo, así, trata de la naturaleza del capital, de la manera en que gradualmente
se acumula, y de las cantidades diferentes de trabajo que pone en movimiento
según las distintas formas en que es empleado.
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
Las naciones aceptablemente avanzadas en lo que se refiere a habilidad,
destreza y juicio en la aplicación del trabajo han seguido planes muy distintos para
conducirlo o dirigirlo, y no todos esos planes han sido igualmente favorables para
el incremento de su producción.
La política de algunas naciones ha estimulado
extraordinariamente el trabajo en el campo; la de otras, el trabajo en las ciudades.
Casi ninguna nación ha tratado de forma equitativa e imparcial a todas las
actividades.
Desde la caída del Imperio Romano, la política de Europa ha sido más
favorable a las artes, las manufacturas y el comercio, actividades de las ciudades,
que a la agricultura, el quehacer del campo.
Las circunstancias que parecen haber
introducido y fomentado esa política son explicadas en el Libro Tercero.