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EL ARTE DE SER FELIZ PDF-AUDIOLIBROS

EL ARTE DE SER FELIZ

El arte de ser feliz es una pequeña joya literaria y un valioso libro de cabecera, que reúne cincuenta reglas para la vida que cualquier persona puede aplicar.

Arthur Schopenhauer solía dedicarse a la redacción de pequeños tratados como este, a los que concebía como textos para su uso práctico personal.

gracias a la intensa dedicación a los clásicos griegos y latinos, a los grandes filósofos de todos los tiempos -a los que leía como magistri vitae – y al estudio de la sabiduría india,

Schopenhauer llegó a apreciar la filosofía no solo como saber teorético, sino también como forma de vida y ejercicios mental;

no solo como conocimiento puro y separado del mundo, sino también como enseñanza práctica y sabiduría para la vida.

Pero, ¿qué tipo de consejos sobre la felicidad puede brindarnos el filósofo que ha pasado a la historia como maestro del pesimismo?

Se trata de encontrar reglas de conducta y de vida que nos ayuden a evitar las penurias y los golpes del destino, con la esperanza de que,

si bien la felicidad perfecta es inalcanzable, podamos llegar a esa felicidad relativa que consiste en la ausencia del dolor.

Todos hemos nacido en Arcadia,18 es decir, entramos en el mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce y conservamos la insensata esperanza de realizarlas,

Nudos Mentales-PDF

hasta que el destino nos atrapa rudamente y nos muestra que nada es nuestro, sino que todo es suyo,

puesto que no sólo tiene un derecho indiscutible sobre todas nuestras posesiones, sino además sobre los brazos y las piernas, los ojos y las orejas, hasta sobre la nariz en medio de la cara.

Todo júbilo desmesurado (exultatio, insolens laetitia) se basa siempre en la ilusión de haber encontrado algo en la vida que de hecho no se puede hallar en ella, a saber,

una satisfacción permanente de los deseos o preocupaciones que nos atormentan y que renacen constantemente.

De cada una de estas ilusiones hay que retornar más tarde inevitablemente a la realidad y pagarla,

cuando desaparece, con la misma cuantía de amargo dolor que tenía la alegría causada por su aparición.

En este sentido se parece bastante a un lugar elevado al que se ha subido y del que sólo se puede bajar dejándose caer.

Por eso habría que evitar las ilusiones, pues cualquier dolor excesivo que aparece repentinamente no es más que la caída desde semejante punto elevado,

o sea, la desaparición de una ilusión que lo ha producido.

Por consiguiente podríamos evitar ambos,

si fuéramos capaces de ver las cosas siempre claramente en su conjunto y en su contexto y de cuidarnos de creer que realmente tienen el color con el que desearíamos verlas.

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